lunes, diciembre 18, 2006

CORCOBADO, LA BELLEZA DE LO AMARGO

DIGAN LO QUE DIGAN


Javier Corcobado nació en Frankfurt (Alemania) en 1963, hijo de emigrantes madrileños. A los dos años su familia se mudó de nuevo a Madrid. Poeta y músico de la desesperación y el desgarro, ha sido uno de los artífices de buena parte de los grupos más avanzados y arriesgados de la música española de los ochenta. A lo largo de toda la carrera de Corcobado, el artista y la persona se confunden en los borrosos límites de la pasión y la vida apurada al borde del abismo. Autodestructivo, excesivo siempre, arriesgado, su música se ha ido moviendo también a lo largo de diferentes etapas siempre comprometidas. Desde sus primeros pasos cercanos a la No Wave neoyorquina, con Suicide, James Chance y Mars como referentes inmediatos, hasta sus posteriores incursiones en géneros como la chanson francesa, el bolero o la canción melódica, pasando también por algunos jugueteos con la música electrónica y la reivindicación de clásicos como Jim Morrison, Leonard Cohen, Kurt Weill o William Burroughs.Corcobado ha conseguido combinar todas estas referencias con una personalidad inequívoca hasta hacerlas propias con el riesgo y la pasión como hilos conductores.

Javier Corcobado es una figura de culto dentro del rock español; un creador arriesgado y excesivo que ha escrito con tinta roja algunas de las canciones de amor más espeluznantes que puedan escucharse. Porque el amor muchas veces no es bonito, sino cruel y terrible, y él lo sabe.



CARTA AL CIELO


Muchos años antes de que Alejandro Sanz arrasara el mercado con su Corazón partío, otro cantante y compositor español de vida y maneras mucho más turbulentas, Javier Corcobado, grabó una tremenda canción de título parecido: Corazón roto en 2.000 pedazos. A todos nos han partido / roto el corazón en alguna ocasión, lo que cambia es la forma de expresarlo; y en este país nadie lo ha hecho con más desgarro y crudeza que Corcobado, auténtico kamikaze del rock español. "Está bien, tengo el corazón roto en 2.000 pedazos / Alguien metió un coche bomba en mi corazón / creo que fue una mujer / Ellas son las que ponen bombas en los coches / después de conducirlos con ternura / por las venas de los hombres débiles".
Esa canción apareció en 1988 en el único disco de Demonios Tus Ojos, efímera banda que capitaneó Corcobado en un periodo de su vida especialmente difícil, con intentos de suicidio incluidos. Otros títulos de ese álbum resultan también reveladores de su visión descarnada y extrema de las pasiones amorosas: El beso de la muerte, Los huesos del amor. Músico y poeta visceral, sus canciones pueden ser afiladas y cortantes como cuchillas de afeitar, pero a menudo poseen también una rara e inquietante belleza, un romanticismo exacerbado. Es el caso de Desde tu herida, un abrasador bolero que abría su siguiente trabajo, Agrio beso (1990): "Una gota de miel viene desde tu herida hacia mi boca mientras llueve desde el suelo al cielo…" En este disco incluyó también una magnífica versión de Puerta de amor, popularizada en los años 70 por Nino Bravo.
El amor y la muerte son dos constantes temáticas que suelen ir de la mano en las canciones de Corcobado. En el álbum Arco iris de lágrimas (1995) aparecían versos tan terribles como éstos: "Y en nuestro último beso mordimos el gusano del mezcal. / Y después nos suicidamos / y por eso yo lloro esta canción / desde el trono borracho del cielo del amor" (Dientes de mezcal). O estos otros: "Recorreré tus venas con mi negro tren. / Te daré el amor y te daré el dolor. / Yo seré tu cáncer". En 1997 grabó un disco acompañado por el grupo Manta Ray titulado Diminuto cielo, en el que figuraban canciones como Cadalso de amor y odio o Puta, en la que cantaba: "Puta, te quiero / aunque te acabes de reventar la cabeza / con la Magnum que te regalé / un catorce de febrero. / ¡Qué celos de esa pistola! / ¡Cómo te amó en el momento / de darte muerte, puta de mi corazón!".
En 1994, Corcobado grabó un disco, Boleros enfermos de amor, en el que revisaba desde su singular perspectiva algunos boleros clásicos, como Más daño me hizo tu amor, Somos, Pánico, Cría cuervos o Pídele a Dios, además de escribir uno especialmente para la ocasión, Enfermo de ti: "Enfermo de ti en este mar de niebla voy a teñir la nieve con mi soledad. / Enfermo de ti mi alma es un bosque oscuro donde yacen los escombros de mi voluntad".
Retirado de la vida pública (y del mundo se podría decir), quizá haya encontrado por fin la paz interior que tantas veces le ha faltado.




PÍDELE A DIOS

1 comentario:

percevo dijo...

me parece un poco radical que quieres que te diga aunque las letras son dignas de verlas y escucharlas.
pero mira el amor desde un lado pesimista diciendo que todo acaba mal