martes, mayo 31, 2011

ESE MANIFIESTO VISCERAL

Alguien se paró a decir:
- “¿Por qué lo haces? O mejor dicho: ¿por qué no lo haces?”
- “No les deis ideas, por si piensan demasiado” respondieron.
Porque pensar que si te vas a la cama sin nada a lo que dar vueltas es algo bueno, bien probable puede ser que tu vida esté vacía de acontecimientos interesantes.

Anteayer era un niño y aunque por fuera ya no está, sigo creyendo en él. Parece que para sentir la vida tienes que ver o sentir que la pierdes.
Hace diez años veía a los que tenían mi edad actual de otra forma. No sé que habrá cambiado, pero cuando me reencuentro con viejos compañeros del colegio los veo tal y como imaginaba que serían a esta edad.
¿Era necesario ser así? ¿Estábamos predestinados?

Nos han enseñando a vivir de una forma, a aceptar las reglas, a ponerle freno a los impulsos, a renegar de lo diferente… y el influjo de este adiestramiento intensivo nos hace dejar de lado nuestra parte animal, esa que hace que un minuto parezca un segundo, que consigue que dejemos de lado la fachada de la apariencia, esa que separa al loco, al soñador y al genio (y a algún otro que se me olvide) del vulgo, esa que nos crea las crisis internas que hacen tambalearse hasta al más grande y pulcro emperador.

Por un momento me gustaría que fuera diferente, que la gente viera la vida de otra forma.
Hace unos días se habló de revolución, pero la revolución empieza en uno mismo, en el individuo.
Lo que los hombres han creado a lo largo de los años no se desmorona en un minuto. Hoy en día nuestro ritmo de vida levanta y destruye ídolos para volver a vanagloriarlos al pasar dos décadas, porque eso es fácil.
Queremos destruir algo viejo a cambio de construir algo nuevo, que se hará viejo también. Y mi revolución soñada no está ahí.
Mi revolución, la que deseo, está en las relaciones humanas, en el centro de la cultura, en la organización humana…
¿Por qué vivir más deprisa de lo que toca?
Si el 2011 apenas ha empezado y ya casi se ha ido en su mitad, no necesitamos crear más estrés en el camino hacia la ceniza.
¿Por qué no sonreír, ostie?
Se puede ser feliz simplemente charlando.
¿Por qué hacerlo todo contra el sistema?
No hace falta ir contra nada/nadie para reafirmarse. Puedes cambiar desde dentro, desde uno mismo.

Empezaría diciendo que entendemos mal el amor y ahí empieza todo, pero no tengo ganas de líos en este momento.
Sólo sé que no volverá lo que no hemos hecho…