domingo, octubre 14, 2012

LA PARTIDA



El jugador profesional no quiso apostar al ver que la ganancia no era a corto plazo.
Algún oportunista dudó y otros tantos lanzaron sus fichas a la partida. Por lo que pueda pasar.
Despistados, personas de poder, cerebros enlentecidos por las sustancias, curiosos, participantes repetidores y nerviosos y alguna persona que podría ser afín a nosotros agolpadas en la zona de juego
y no todos sabiendo valorar el premio ofrecido.

Yo cogí una moneda, la posé en la mesa y en una espera activa decidí entrar en la partida.
No sé que día la lanzarán, pero ahí la dejé, haciendo su función.
Puede que salga cara, o puede tornarse en la caída una cruz.

Por eso un día escribí una carta que la vida respondió. Sin retórica ni líneas de más.
Por eso he dejado la moneda: porque quiero mostrar mi postura.

Mientras no sea lanzada y la respuesta soltada, las carreteras, las calles y demás rincones de ciudades y pueblos serán testigos de que si no dejas todo el poder al azar, éste pierde su influjo y los hilos menos visibles que llevan la casualidad y la causalidad actúan de nuestro lado.
Se puede ganar, se puede perder. Pero una sonrisa así bien merece la pena.

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