lunes, octubre 15, 2012

EL GRAN SALTO


Cinco años entrenando para hacer un salto que apenas durará unos minutos. Un esfuerzo titánico para convertirse en una parte de la historia moderna.
Posiblemente en el futuro alguien querrá superarlo, con la lógica de que las barreras están para superarse.

Muchos animales ni siquiera lograrían alcanzar la distancia mínima, no por falta de medios, si no por falta de tiempo vital. Cuesta imaginar que tu ciclo vital nacimiento-muerte pueda durar minutos, pero así es en algunos organismos vivos.

Afortunadamente nosotros logramos un salto importante en la evolución, con una pila de años que puede volverse en la recta final contra nosotros.
La vida, sin unos mínimos de calidad, no es vida.

Por circunstancias y caprichos de mi cuerpo y sus rarezas morfológicas, una operación y unos días de movilidad más limitada te hacen ver lo que cuesta manejarse en nuestra sociedad sin las facilidades de la "normalidad".

Salir a la calle era ver barreras donde nunca antes las había.
Andar dos calles era un éxito y cruzar un semáforo a tiempo simplemente imposible.
Pensé en las personas que tienen que vivir eso a diario.
No saltarán desde la estratosfera, pero también son héroes. Héroes anónimos, ejemplos que deberíamos valorar. Gente que no busca las alas en una bebida (que se mezcla hasta en el whisky) si no que las lleva dentro.

Tenemos suerte y, cuando te falta algo, lamentamos tontamente su pérdida. ¿Por qué esperar a no tener algo cuando día a día se puede valorar?
Lo bueno, si se cuida, es mejor.

Mañana empezaré la fase 4 de la rehabilitación. Porque yo también quiero saltar. En la calle, en la vida, en el mar.
De la mano y hasta en el sofá
Mientras tanto, paciencia.
Que bien suena y cuanto cuesta.

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