Es noviembre, me saco el sueldo escribiendo y la estabilidad no es sólo un tema de los coches.
Evidentemente así podrían ser pero no lo son.
Me gustaría ser ese personaje característico de los films de Woody Allen cuya profesión es escribir y que al final de la proyección y tras romper con todo lo que no le dejaba crecer ha iniciado una nueva vida que se vislumbra apasionante.
Realmente están en otro momento. Por un lado me veo ultimando mi recuperación y corriendo en tiempos muy alentadores.
El otro extremo lo ocupa mi creciente inseguridad. De repente me he dado cuenta de que toda mi fachada se ha derrumbado.
¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de un verano de tanta independencia? ¿Qué coño tiene el puente de los santos?
Una ironía tras otra y tras un giro una revuelta.
Se acerca el puente y me voy al norte. Asturias espera y quiero mi cita. Mi cita con el misterio. Mi cita con el mar. Mi cita conmigo, con el futuro y con mis miedos.
Algo saldrá de la próxima semana, pero debería trabajarlo desde mañana.
Me trabajo las directrices para los demás y para mí no tengo consejos.
Miento. Los tengo, pero no los sigo.
Doble moral, eterna mierda.
Quiero la fortaleza de mi padre, el saber estar de mi tío y no hay día en el que no vengan a mis pensamientos.
Si los deseos se cumplen, mañana quiero despertar en noviembre, escribiendo artículos para diferentes publicaciones y sacando tiempo para mis relatos.
Si no puede ser ése, al menos quiero despertar y mirar al mundo de frente, sin miedo, sin inseguridad. Fuerza en las palabras, en los pasos y en el deseo. ¿Qué deseo? Llegado este momento afirmo que ni lo sé. Quiero sentir, pero no sé y cuando lo hago los mecanismos del Universo se rompen o dan requiebros en el burladero.
Pero... ¿por qué pensar que ahora no? ¿Por qué? ¿Por qué no a ser un sí?
Si me desprendo del pasado creceré. Es un lastre pesado que me hace chiquitito. Si me suelto algo sacaré.
Por un lado he decidido saltar.
Por otro me queda tirar la mochila de lo negativo.
Recuerdo que un día escribí algo y la vida me ha dado una contestación.
Así que si mañana despierto en noviembre no me sorprenderé.
Estaría en Asturias y será un buen despertar.
Cuando pase el tiempo y pierda la cuenta volveré a estos años y cada 1 de noviembre celebraré mi pequeña muerte y la gran resurrección.
Y los sueños, sueños son.
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