miércoles, noviembre 22, 2006

MR. HIROITO Y LA SANTERÍA CUBANA

El futuro es de los chinos, eso lo sabe todo el mundo y a ellos se lo llevan inculcando varios años, desde que son muy pequeños.



Apenas aprenden a dibujarse y ya saben que el futuro les tiene reservado un lugar importante en la historia de la humanidad. Hiroito no es ningún chaval, ya que tiene 63 años, pero su vida es realmente interesante. Su vida a dado muchas vueltas hasta hoy, ha recorrido mucho mundo, pero como todas las historias hay que remontarse a sus orígenes para entender el presente. Como muchos de sus compatriotas, realizó el servicio militar. Le gustó la experiencia y decidió meterse en el ejército chino. Sin embargo, aquellas divertidas experiencias de la mili china (novatadas en plan ponerle un bote de arroz en la cola a un perro y después degustarlo) se convirtieron en aburridísimos ejercicios día sí día también.



Además ideas pacifistas surcaron su cabeza y pensó que la guerra no es algo divertido. Se entristeció al pensar que tres años de su vida habían sido desperdiciados. Por aquel entonces Hiroito rondaba los 25 años. También le rondaba una mujer, granjera por aquel entonces del interior de China. (Más tarde, cuando Hiroito emprendió su camino existencial, se dedicaría a la pesca.)



Hiroito fue feliz en aquella granja hasta los 36 años, momento en el que España empezaba a gozar de prestigio en el país chino. "Ver a las ovejas me llena, pero una buena tapa en la Puerta del Sol debe de ser lo más. Lo siento mujer china, yo te quiero, me gustan tus ovejas, pero necesito algo más. Los de la granja de allí estuvieron en Madrid y me han dicho que es muy bonito, buena gente y buena comida, ya que hay muchos restaurantes chinos a los que podré ir si tengo hambre. El perro de las praderas con salsa de ostras... mi plato favorito. Lo siento mujer china, me voy a España, espero volver pronto, pero entiende que me vaya solo, que hay mucha fiesta y los dos no nos podemos ir, uno tiene que trabajar." Su mujer se enfadó mucho, porque era la época de esquilar a las ovejas y eso lleva mucho trabajo, trabajo que con Hiroito en el hogar sería más rápido y llevadero.



Con el dinero que había conseguido en varias competiciones de atletismo, Hiroito fue a la agencia de viajes china y se sacó un billete de ida/vuelta para Madrid.



Con gran inquietud, como si se tratara de un niño pequeño, Hiroito llegó al aeropuerto chino. Ya estaba todo hecho, sólo quedaba llegar a Madrid y disfrutar. Varias horas de viaje después el gran sueño se hacía realidad. Hiroito aterrizaba en Barajas.



Un alegre taxista le llevó desde Barajas a la c/Pez Volador dando una "pequeña vuelta turística". Hiroito, agradecido, le pagó el doble. Unas 15.000 pesetas de la época, lo que nos equivale a unos 130 Euros en la actualidad. Una vez asentado en el hotel, pidió en recepción que le compraran un traje de nazareno, ya que en Madrid se estaba celebrando la Semana Santa.



El recepcionista mandó al botones a que buscara el traje de nazareno, éste mando a su vez a su novia a buscarlo y ésta, a su vez, mandó a su amante, el cual era un poco torpe y compró un traje de tron. Para desgracia del botones, ese mismo día perdió su trabajo y a su caniche Sanandreu, pero su mujer siguió con él, con el amante y con otro chico más apodado El Puma de las Rancheras. Hiroito se quedó perplejo al ver el traje de tron, y como no le gustaba decidió regalárselo al recepcionista del hotel. Beltrán, el recepcionista estrenó en Halloween de ese año el traje de tron.



Hiroito salió a ver las procesiones, dispuesto a cantar una saeta si el cuerpo se lo pedía. Después quería acercarse a la zona de SOL y tomarse un bocata de calamares, pero por desgracia un ratero se cruzó en su camino y le robó la cartera con todo el dinero que llevaba encima y que había ganado como atleta en china. Los sueños de Hiroito se iban al traste. Toda una vida trabajando y esforzándose para nada, para tener que regresar a su país de nuevo con un saco de sueños rotos. Beltrán, al verle llegar antes de tiempo le preguntó que qué le pasaba. La historia de Hiroito le entristeció tanto que llamo a su tío Andoni que trabajaba en el aeropuerto para conseguirle un viaje rápido a Hiroito. Andoni le propuso despegar al día siguiente hacia Cuba, y además le regaló camisetas y chandals con propaganda de su empresa para que las vendiera allí y se sacara "unos dineros". Hiroito aceptó. De nuevo le esperaba carretera y manta.



Al llegar a Cuba vio un paisaje que le recordó a su pueblo natal. Cuba se parecía mucho a su pueblo, sí. En pocas horas vendió las camisetas y los chandals con gran habilidad. Los chinos siempre han sido buenos comerciantes, trabajadores y simpáticos. Con "esos dineros" pudo introducirse en la cultura cubana y descubrió la fe de la de los cubanos en la Santería. Con la Santería podía hacer cualquier cosa, incluso recuperar su cartera. Buscó un santero que tuviera fama y le mandaron a visitar a Tutu Antun, maestro santero por excelencia con gran tradición familiar y amigos de sus amigos. El maestro escuchó su problemática y creyó que la mejor solución sería un ritual pseudofetichista con tornillos, tuercas.



Además sería necesario un pavo. Hiroito buscó por todas las tiendas que encontró lo que el santero le había pedido. Encontró las tuercas, los tornillos, no así el pavo. "Los pavos están de huelga por culpa de la industria maderera" le espeto un hombre que tenía pinta de ir borracho. ¿En huelga? Que raro suena eso... e Hiroito imaginó un pavo en huelga sujetando una pancarta con proclamas sobre la industria maderera.



"En Cuba no hay pavos" le sentenció una anciana mujer que fumaba un puro enorme. Hiroito, de nuevo entristecido, volvió a la casa del santero para contarle lo ocurrido. El santero le dijo que no se preocupara, que el pavo era para cocinarlo y comérselo tranquilamente.



En realidad no hacía falta nada, ya que el ritual se iba a realizar con unas conchas y algunas cáscaras de almendras. Las tuercas eran para el hermano del santero que quería construir una estantería en el salón y le faltaban algunas cosas. El santero preparó el ritual a conciencia e introdujo a Hiroito en un mundo de magia, misterio y extraños cánticos. Años después confesaría que tuvo miedo durante la celebración del ritual.



Dos días después el santero le dijo que su trabajo estaba hecho, que volviera a Madrid y recuperara su cartera. Eso hizo Hiroito. Regresó a Madrid, se acercó al hotel donde Beltrán trabajaba de recepcionista y allí le dieron la noticia. Beltrán había sufrido un fuerte shock al encontrar a su mujer golpeando al perro sustituto de Sanandreu con unos calzoncillos que no reconocía pero que acabaría usando. También le dijeron que se acercara a la comisaría de Embajadores, que habían recuperado su cartera con todo su contenido. Hiroto sonreía de nuevo. Pero tantas emociones le habían agotado, así que se acercó al aeropuerto de Barajas y se lanzó a realizar un viaje turístico por Estados Unidos. Desde pequeño tenía ganas de fotografiarse con el payaso del McDonald´s y hasta que no le encontró no paró.



Era un buen momento para que el viaje llegara a su fin. Olvidó que tenía un billete de vuelta desde Madrid y sacó uno en Los Ángeles con dirección China. Al llegar a su aldea contó la historia. Pronto la historia corrió como la pólvora e Hiroito se convirtió en el personaje más popular de China. De hecho, su imagen es uno de los símbolos de China. Lástima que algunos nos cuenten otra historia de la foto, pero os puedo decir que el hombre de la foto es Hiroito.

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