lunes, noviembre 06, 2006

Historia de un peculiar Don Juan

Al principio él era tímido, muy tímido. Cada vez que tenía la oportunidad de esconderse lo hacía, ya fuera en casa o en el colegio.

En el colegio en ocasiones era práctico, pero en su casa pensaban que todo era fruto de las circunstancias y del trauma adolescente que guardaba todavía en su interior. Godelleto (nombre figurado) descubrió a los 15 años que en el cine no todo era real (menos mal que se lo dijeron así, porque si le llegan a decir que nada es real lo matan). El caso es que pasó de ser un Carlos Pumares de la sociedad a un triste Anthony Daimiel, cosa que no es mala pero que te hace perder carisma y descender en la escala casposocial. Y ya sabes, menos invites, menos toqueteos... pero...
Godelleto era un rebelde. Se rebeló contra su futuro, escuchó el disco de Jesulín al revés y descubrió un mensaje que le cambió: "adot adot adot".
Y las cosas empezaron a mejorar. Aunque no fue hasta los 20 años cuando decidió poner en práctica su sabiduría. Tuvo mucha sangre fría y fue despacio. Primero, establecer comunicación con el sexo deseado (en este caso, el opuesto). Una charla, un envite, un baile...

El pequeño ruiseñor se fue convirtiendo en un Don Juan conocedor de los gustos de las mujeres. Sabía como tratarlas, en cada momento intuía sus necesidades, vamos, una joya de chaval.
Sus temores fueron quedado atrás y no dudó en compartir su conocimiento con todas las que quisieran dejarse conocer por Godelleto. Su fama crecía y crecía y ya era más conocido que Michael Keaton.

Lo malo es que como a todos, la popularidad se le subió a la cabeza. No dudó en hacer barbaridades...

Con los años se dio cuenta de que este camino era el opuesto al que llevaba de pequeño. "Los extremos nunca son buenos" reflexionó. Pensó mucho en el asunto y dejó de lado muchas excentricidades propias del mundo de la farándula y muchos de sus "amigos de juerga" quedaron atrás. Eso sí, él era un Don Juan, no podía evitarlo, era de carne y hueso y a pesar de que su forma de ser se hizo más humilde, algunos de los vicios (viglios para los amigos) permanecieron inmutables. Antiguos compañer@s de cama volvieron al lugar de los hechos, y hasta a veces bien acompañados. ¡Golfo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Godelleto es un encanto de persona y piolin tiene mucha suerte de haber dormido con el. pero podrias matizar la clase de barbaridaes que llego a hacer?
Es que queda un poco en el aire...(no insulto a Perceval)
Habra que andar con pies de plomo que que perce sino se pica...

L.V. dijo...

"Hijos míos, PESAOS"... en momentos así sólo se me ocurre esta frase dicha en su día por un gran pensador con una gran colección de videos, ejem, como decirlo sin ofender ni ser grosero... con muchos videos de naturistas.