Nadie velará por mí.
Pedro, Juan,
ninguno me acompañará.
Pedro, Juan.
Yo quiero decir
si puedo pedir
que apartes de mí este cáliz,
ya no deseo su amargura.
Ahora quema.
Yo he cambiado
y no sé porqué he empezado.
Yo tenía fé cuando comencé,
ahora estoy triste y cansado.
Mi camino de tres años
me parece que son treinta
y que más puede un hombre hacer.
Si he de morir
que se cumpla todo
lo que tú quieres de mí.
Deja que me odien,
que me claven en su cruz.
Yo quiero ver,
yo quiero ver, mi dios.
Yo quiero ver,
yo quiero ver, mi dios.
Quiero saber,
quiero saber, señor.
Quiero saber,
quiero saber, señor.
Si he de morir,
dime si es por querer
ser mejor de lo que fui.
Dime si mi vida
con la muerte he de cumplir.
Yo quiero ver,
yo quiero ver, mi dios.
Yo quiero ver,
yo quiero ver, mi dios.
Quiero saber,
quiero saber, señor.
Quiero saber,
quiero saber, señor,
que con morir
que voy a conseguir,
que con morir
que voy a conseguir.
Quiero saber,
quiero saber, señor.
Quiero saber,
quiero saber, señor.
¿Por qué he de morir, por qué?
Dime por qué quieres que me claven en su cruz.
Muéstrame el motivo, dame un poco de tu luz.
Di que no es inútil tu deseo y moriré.
Me enseñaste el cómo, el cuándo, pero no el porqué.
Muy bien, yo moriré,
pero, pero por favor,
cuando muera, cuando muera mírame,
por favor, mira mi muerte.
Yo tenía fe,
cuando comencé.
Ahora estoy triste y cansado,
mis tres años ya son miles.
¿Por qué entonces tengo miedo
de que ya todo termine?
Dios, yo no empecé,
fue tu voluntad.
Dame el cáliz de amargura.
Clava, dobla, rompe, mata.
Pero pronto, hazlo pronto,
o yo me voy a arepentir.
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Semana musical.
Otra de esas letras que se clavan hasta el fondo.
sábado, noviembre 29, 2008
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