Cuando mi cabeza debería estar pensando en los exámenes va y resulta que se ha ido a otros lugares.
El día empezó con lo que sigue a un WHAT´S THE STORY a eso de las 4:45 de la mañana. Cosa extraña en época de exámenes, cosa normal en época de sequía. La naturaleza es sabia.
A las 9:30 me desperté y lo habitual últimamente: duchita, desayuno y a la calle. Menos mal que me llevé el paragüas, porque la seqúía no es para todos y si llueve te mojas como los demás.
Pasando el rollo de las siguientes horas, cuando estaba a punto de salir de trabajar una de las niñas del cole se me ha acercado con las manos muy negras y ha hecho el amago de mancharme, lo que no hubiera tenido ninguna gracia. ¿Cómo se habrá manchado así?
Ni idea. Después todo hubiera ido de otra manera si en la biblioteca no me hubiera aburrido y Sogmund hubiera llegado pronto. Pero no, cosas de la vida, me fui y llegué a coger un cercanías por los pelos.
Me senté y saque un periódico de la mochila. Apenas dos minutos después de ponerme a leer apareció un hombre bastante joven con las manos negras, igual que las de la niña del cole.
Empezó a hablar conmigo y hubiera sido la típica petición de dinero de un drogodependiente si no me hubiera preguntado que era lo que estaba estudiando (iba con la mochila, había cogido el cercanías en la estación de la uni y el colega tenía ganas de ser amable y parlanchín para recibir alguna moneda).
Le respondí que psicología y le cambió un poco la cara. Me pidió permiso para sentarse a mi lado y accedí. Como se enteren en mi casa me ponen en cuarentena.
No me resultaba agradable y por un momento me arrepentí de no haberle dicho que estaba estudiando otra cosa. Hay que reconocer que a priori no es algo que sea agradable y cómodo, porque no sabes por donde te puede salir.
Una vez sentado su discurso varió. Se olvidó del dinero, de la metadona y me habló de de la mierda en la que se había convertido su vida, de como por hacer el tonto se enganchó, primero al tabaco, luego los porros, después la cocaína y por último la heroína.
Durante las dos siguientes estaciones "conversamos" y aunque al principio no me resultaba agradable la idea poco a poco me fui tranquilizando. Él se desahogó y yo me olvidé de mis pensamientos embarullados.
Antes de bajarme le di 1´10 € y él me pidió un consejo. No sabía que decirle y le dije que pasara lo que pasara nunca se engañara a él mismo. Bajó un poco la mirada, se despidió agradecido porque le hubiera escuchado y se quedó algo pensativo, al igual que yo.
Podemos engañar a los demás, pero de poco nos sirve engañarnos a nosotros mismos. Desde las cinco de la tarde mi cabeza se quedó en el vagón del cercanías... y no sé si será lo mejor.
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3 comentarios:
Gracias por tus comentarios en mi Blog.
Hermosa carrera estudias , yo en mi època de estudiante (Economìa que no terminè y Marketing que si)
Estudiè unas materias de Psicologìa motivacional , me fue muy bien y me gustaba .
Saludos
muy generoso, luis, más que por el euro, por escuchar. muchas veces necesitamos que nos escuchen y a veces no hay nadie ("ya no escucho ni mi voz")
Y lo del disco de Oasis... ¿aún te pasan esas cosas?
escogí psicología para ver si comprendía las razones por las que actuamos... y sigue siendo un misterio. ¡depende de tantas cosas!
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