"El buen AFTER SHAVE es el que escuece cuando se aplica en la cara."
Esa es mi teoría, que acertada o no mantego sin dudar.
Es una teoría que puede ser absurda, pero fuera de eso no afecta a nada más que a mi piel y a mí.
Algunas otras teorías, lógicas o no, si afectan a otras personas.
En mitad de los dilemas de la filosofía, entre los albores de la psicología y en pleno proceso ILUSTRACIÓN VS CONTRA-ILUSTRACIÓN,
Peter Day, un inglés del SIGLO XVIII, quiso llevar a cabo un experimento que pusiera en práctica las ideas de Rousseau que decían, entre otras cosas, que la educación de las mujeres debe estar en base a servir a los hombres, ya que la naturaleza los había diseñado para desempeñar distintos papeles en la vida (una posición que venía de la adimiración que Rousseau profesaba a los antiguos espartanos).
A Peter, esta teoría se le fue de las manos en su experimento.
Consiguió hacerse con un chica rubia en un orfanato.
La llamó SABRINA y se esmeró en prepararla para que llegara a ser el ideal rousseauniano de esposa espartana.
¿Cómo la preparó?
Le echaba agua caliente en el brazo para que aprendiera la indiferencia espartana al dolor,
y para que aprendiera la indiferencia espartana al miedo le disparaba cartuchos de fogueo.
Evidentemente, SABRINA se estremecía ante el primer estímulo y gritaba ante el segundo.
La conclusión de Peter Day fue que SABRINA tenía una mente débil y la abandonó, poniendo así fin a su experimento.
Ay si Peter me viera a mí ponerme el AFTER SHAVE...
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