lunes, octubre 30, 2006

Asalto al CASTILLO DE MIRAVET


Cada verano me gusta planificar un par de excursiones en bici. Normalmente están bastante bien preparadas (aunque los imprevistos son eso) y son siempre por carreteras secundarias perdidas de la tierra, aunque bien asfaltadas. Pero aparte suelen surgir un par de planes improvisados, y este año tocó visitar los castillos que están dispersos por la montaña, lo cual hizo que por primera vez en mucho tiempo tuviera que coger caminos de tierra llenos de piedras.

No es fácil llegar a este castillo. El camino no es bueno, no está señalizado y para los últimos dos kilómetros hay que dejar la bici abandonada a su suerte y recorrerlos andando por una senda infernal, en la que como patines es probable que no lo cuentes. Véase la imagen de arriba.

Nunca he sudado tanto, de verdad, pero la experiencia es única y merece la pena, aunque a este castillo (el de MIRAVET) es probable que no vuelva nunca. Este año convencí a mi primo para que me acompañara y gracias a eso llegué, porque si no lo hubiera dejado a medias: entre perros sueltos, salvajes y agresivos que corrían hacia nosotros, pendientes imposibles, caminos estrechos llenos de pinchos...desesperante a veces.
Por cierto, el final fue medio feliz. Lo conseguimos, pero pinché a 6 kilómetros de casa. Pero esa ya es otra historia.

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