Hay cosas que son eternas y al querer controlarlas entramos en debate con el miedo a nuestras limitaciones.
Sí, hay imposibles pese a que nos quieran vender lo contrario.
Y en ésas te das cuentas de que todo lo que desearías no se cumplirá y que imperfectamente la felicidad se asemeja al conformismo.
La gran broma final, la que un día nos dejaremos hacer y sonreiremos nos alegre o no, pues el final merece una ovación o las lágrimas si todo rozó una parte de lo bueno.
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